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Capítulo 03.

La noche había sido tan pesada. Al ser un apertura vip solo para invitados "especiales" se podría dar a entender que era menos trabajo pero ¡no! Esos clientes eran tan exigentes.

Había recostado a un Junseo ya dormido y ahora se dirigía a su habitación, el dolor en su espalda era insoportable. Al entrar miró su cama como si fuera la octava maravilla del mundo.

Quitó su uniforme (una simple camisa blanca y pantalones de vestir de color negro), al sacar su pantalón un pequeño papel cayó.

Un número de celular.

El número de Jungkook. Jimin sonrió recordando el momento en el que el ojiazul "discretamente" deslizó el trozo de hoja por la barra, acompañado de un guiño de ojos.

Sin embargo, Jimin jamás llamaría. sería una humillación; un omega con un hijo y soltero coqueteando con un alfa de alto rango. No va a suceder, no ahora y tampoco en un millón de años.

Si esa noche se fue a dormir con el pensamiento de un alfa abrazándolo, mimándolo y cuidando a su cachorro, nadie tenía que saberlo. Solo él y sus mil demonios.

✧✦✧

Jungkook tenía un día horrendo. El trabajo había sido complemente estresante, a veces sus clientes eran completamente insistentes e incompetentes con sus pedidos. Ser abogado no era fácil, para nada.

Sumado a eso, su escritorio estaba repleto de papel de sus clientes "prioridad" como él los llamaba. Eran más que nada cercanos los hombres con los que se reunía en el bar.

—Hola, mi querido amigo —Jackson entró por la puerta, cargando dos tazas de café.

—Hola Jack, ¿qué tal el trabajo?

—Lo suficientemente estresante como para querer tirarme de un edificio —Jungkook rió—. En serio, tengo una mujer a punto de divorciarse que busca sacarle demasiado dinero a un hombre que no tiene nada.

—Bien, intentaste explicarle que eso es como, um, ¿imposible?

—Definitivamente, Jungkook, de todos modos ella no quiere comprender. ¡Me ha llamado "estúpido niño mimado"! Eso me ofendió para ser sinceros.

—Bueno no eres un niño mimado.

—Lo sé.

—Lo de estúpido lo discutiremos otro día.

—Bastardo —espetó Jackson.

—Me lo han dicho.

—Mi omega cumple años el próximo miércoles, ¿me acompañas al centro comercial a comprarle su regalo?

—¿Ahora?

—Si.

—Bien.

Ambos se levantaron y se dirigieron al auto de Jungkook, el lugar no estaba tan lejos pero por comodidad lo mejor era usar el coche.

—¿Las cosas van bien con tu omega?

—Mejor que nunca, Kook, hablamos sobre tener hijos, ella quiere y yo también.

—Oh, seré tío.

—Claro que lo serás, te voy a elegir como padrino a ver si de una vez me regalas algo en tu vida.

—Oye, te he dado regalos lindos.

—¿Cómo qué?

—Mi amistad.

El camino fue ameno, música de fondo y la charla animada de dos amigos. Jungkook sonrió nostálgico al escuchar a Jackson hablar sobre su omega, jamás había experimentado eso, el dormirte entre los brazos de tu destinado o el pensar en formar una familia.

Eso se veía como un sueño lejano, casi invisible.

Las tiendas se paseaban frente a sus ojos y la voz de Jack sonaba en sus oídos; "joya no, le regalé eso para nuestro aniversario", "ella me odiaría si le llevo esa ropa", "¿acaso algún ser humano consciente compra en esa tienda? ¡es todo leopardo! horrendo".

—Jack, no tengo ni un gramo de idea de lo que le puede gustar a Hana. Lo siento.

—Está bien, amigo, solamente te traje porque tu compañía me desestresa.

—No se nota.

—Oye, deja de ser ofensivo.

Jungkook iba a responder pero sintió un pequeño golpe contra su pierna. Bajó su mirada y un niño estaba sobando su pequeña nariz, bueno era comprensible, había pegado su pequeña carita contra el muslo del hombre.

—Oh niño, lo siento. ¿Estás bien? ¿Te duele mucho? —Jungkook se agachó a la altura del niño, este retrocedió asustado.

—Hijo, no vuelvas a correr así, me asustas.

Jungkook levantó su mirada encontrándose con unos ojos muy conocidos.

Hola, Jimin. Su alfa moría por saludar.

—Oh hola —Jimin bajó su cabeza en forma de saludo, extendió sus brazos y Junseo rápidamente corrió hacia ellos—. Siento mucho si el niño causó molestias.

—No pasó nada, Jimin, solo chocó contra mi.

—¿Jimin? —habló Jack—. ¿Se conocen?

—Él trabaja en Dolls.

—Es un gusto conocerte, Jimin, soy Jackson.

—Es un gusto para mi también.

—Así que tu eres omega, ¿no? —Jimin ladeó su cabeza pero, dudoso, asintió—. ¿Tienes buen gusto para los regalos?

—No puede ser —Jungkook susurró.

—Um, yo, no lo sé, quiero suponer que si.

—¡Genial! Vas a ser de mucha ayuda.

—¿En qué te puedo ayudar?

Jimin dejó a Junseo en el piso, su espalda lo estaba matando y su peso solo lo empeoraba.

—Mi omega cumple años y yo realmente estoy muy perdido con el regalo que quiero hacerlo —rascó su nuca—. Tal vez, ¿me podrías ayudar?

—Si, claro. Tienes pensando algo, joyas, ropa o...?

—Si, quiero algo de vestimenta, en realidad yo estaba pensando en...

Jungkook se perdió en la conversación, una pequeña mano tocó su rodilla y él agachó su mirada. El pequeño de hermosos ojos verdes lo miraba expectante.

—Hola —dijo Jungkook.

—Hola, mire autito —Junseo levantó un pequeño juguete azul en forma de auto.

Estaba bastante desgastado y viejo pero la sonrisa de orgullo estaba plasmada en la cara de Jun.

—Es muy hermoso, ¿te gustan los autos?

—Si —dijo feliz—. Tengo en azul, rojo y a-amu-amarillo.

—Esos colores son hermosos, me gustan mucho —Jungkook se puso en cuclillas para hablar de forma más cómoda—. Me llamo Jungkook, ¿tú cómo te llamas?

—Junkuk —repitió Junseo de forma graciosa, Jungkook sonrió—. Yo soy Junseo.

—Que bonito nombre.

—Muchas gracias.

Junseo inclinó su cabeza respetuosamente al igual que lo hacía Jimin cada vez que hablaban, Jungkook no entendía la raíz de esa costumbre, él no era parte de la realeza como para recibir esos tipos de gestos.

—Jungkook —escuchó la voz de Jack y se levantó del suelo—. Ya compré el regalo.

—¿Qué? ¿En qué momento se fueron?

—Tú estabas hablando con el niño y aprovechamos ese momento —Jungkook sonrió, girando su rostro para ver a Jimin y Junseo hablando en susurros sobre algo—. Hablando del niño.

Jackson acercó sus pasos hasta el pequeño cuerpo, Jun apretó sus manos en el abrigo de Jimin. Estaba asustado, Jungkook olió eso.

—Toma, esto es para ti —de la bolsa sacó una pequeña muñeca la cual portaba un vestido color rosa—. Tu mamá dijo que te gustaban mucho.

El bebé miró a su madre con ojos curiosos, Jimin asintió y Junseo estiró sus pequeños brazos hasta alcanzar la caja, cuando por fin la alcanzó la pegó contra su pecho como si le hubieran regalado oro en estado puro.

—Muchas gracias, señor.

—De nada, puedes decirme Jack si quieres —él asintió.

—Yo soy Junseo —casi susurró, moviendo sus piecitos y retorciendo sus dedos.

Los ojos de Jungkook y Jimin chocaron. Ambos dudosos, ambos tenían la vista perdida.

Déjame cuidarte. Jimin, déjame cuidarte ahora.

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